miércoles, 25 de marzo de 2009

Axioma N° 15: "Están complicando la compra de productos textiles"

Sí. Hay que blanquearlo.

Todos conocemos la frase: “A las mujeres, nadie las entiende”, y se pueden escribir toneladas de hipótesis sobre el tema. Esto parece cierto, pero no lo es, porque hay muchas personas del sexo femenino que piensan que alguien las comprende (como por ejemplo: las fanáticas de Arjona, para el cual habrá un escrito en breve).

Pero, por mi parte, agregaría un par de palabras más a dicha sentencia, que la convierten en un verdadero axioma a prueba de fallos y dice así:

“A las mujeres que venden ropa nadie, absolutamente nadie, las entiende”.

Nótese el énfasis dado por la negrita en esas palabras, porque allí radica la fortaleza de este texto conmovedor.
Nadie significa nadie, incluyéndose a si mismas. Esta situación, aunque pase desapercibida bajo nuestras miradas acostumbradas a la rutina desde hace años, es sumamente preocupante y nos afecta a todos.

Voy a explayarme aun más sobre el tema, pero para eso, voy a dividir el axioma en 2 pilares fundamentales que sostienen este negocio textil. Analicemos el primero de ellos:

Las vendedoras de ropa (empleadas).

En este momento estoy buscando el celular de algún antropólogo o sociólogo que me sepa decir de que raza son estas mujeres. Mi opinión formal es que son el eslabón perdido en la cadena evolutiva. Para comprobar esto veamos un caso típico de compra de ropa (funciona tanto para hombres como para mujeres, pero tomemos el caso de un hombre que va a comprar una remera).

1.- Entrada del N/N masculino al local de ropa.
2.- Visualización de 3 empleadas (de ahora en adelante denominadas “el trío”).
3.- Una integrante de “el trío”, se encuentra derrumbada en uno de los muebles. Cansada de trabajar pobrecita. Abre un ojo más grande y te mira con cara de: “¿qué venís a comprar idiota?”.
4.- Otra, con una pierna apoyada en la pared al mejor estilo James Bond en Casino Royal cuando se está por levantar una minita, te mira de pies a cabeza, sacando una radiografía de tu vida.
5.- Ambas cuchichean, mientras observan de reojo.
6.- La tercera en discordia, que parecía tener el culo empotrado en un probador, se despega del mismo, se acerca, hace una mueca (porque no parece una sonrisa) y te dice: “¿Hola, te puedo ayudar en algo?”
7.- El hombre, en este punto, se encuentra con expresión risueña y una mirada que denota desorientación.
8.- Le solicitas una remera a la vendedora.
9.- Mientras tanto, el resto de “el trío” parecen tener un CD con chistes de Cacho Garay en el culo, porque nadie sabe de qué carajo se ríen.

10.- Pérdida del paradero de la vendedora. Desesperación en su máxima expresión.
11.- Te chista, la encontrás con la mirada y hace un ademán al estilo de un milico que controla el tránsito para que te aproximes.
12.- Inicio del interrogatorio.
13.- ¿Mangas largas la remerita? (hace 35°C flaca y no tengo los brazos de un Tiranosaurio Rex).
14.- ¿Color? (cualquiera menos el tuyo, ¿quién te asesora?, ¿un francotirador?).
15.- ¿Escote en V? (me gustaría escote en Q o en Z, ¿no tenés?).
16.- ¿Talle? (¡Qué pregunta! Hagamos esto. Dame un S así me siento flaco por un momento y después vamos aumentando el talle argumentando que después de lavar se encoje el algodón).
17.- Pasamos a una de las peores etapas de la compra: el Probador. Situación engorrosa si las hay, cuando la cortina no llega de lado a lado, y pensamos que todo el local nos espía.
18.- ¡COMIENZA LA VENDETTA! Con la frase: “no me entra, ¿tenés un M?”.
19.- Te la alcanza con cara de sapo con menopausia.
20.- “No me queda cómoda, ¿puede ser un L?” -con voz serena.
21.- Síntomas de dolor agudo en la joven vendedora. “El trío” se solidariza y colaboran con la causa, por lo que la remera L arriba al probador.
22.- Alzando la voz, impostando cada letra, se escucha un: “Me queda bárbara. Pero… ¿no la tenés en color caqui tirando a un verdecito kiwi-melón?”.
23.- Espanto facial y respuesta negativa a coro de “el trío”.
24.- “Bueno, dejá, no la llevo”. ¡MORÍ MUTANTE POR HACERME SUFRIR”.
25.- Evacuación del comercio con 6 ojos clavándote un puñal por la espalda.

Estos 25 pasos, nos demuestran claramente que además de no tener nuestra remera, perdemos un valioso tiempo en la búsqueda y ganamos más enemigos a cada paso que damos. Un problema.
Pero hay algo peor que las vendedoras y así llegamos al 2° pilar:

Las marcas de ropa (con frases boludas).


No voy a perder tiempo en explicar la investigación sobre este tema en particular. Pero desde que estoy en Capital, esto es una de las cosas que más llamaron mi atención. Solo pido que se abra un grupo de Facebook que se llame:
“ODIO LAS MARCAS DE ROPA CON NOMBRES PELOTUDOS”.
Algunos ejemplos y su análisis debajo:

“Como quieres que te quiera”
Que se yo como quiero que me quieras, si ni siquiera vos sabés como querés quererme. Loca.

“De puta madre”
La tuya será. Mirá si te tenés que comer una puteada así de forma gratuita.

“Haceme tuya”
Bueno, pero no pienso gastar un peso en tu ropa.

“Amores de blonda”
Por mujeres como la dueña de este local, después dicen que las rubias son taradas.

“Cuerpo y alma”
Queda mejor Tripa y Corazón, pero bueno, es lo que hay.

“Las pepas”
Mil disculpas, pero ese nombre está reservado para galletitas, girasol tostado o droga.

Y seguramente se pueden agregar muchas más, porque en Plaza Serrano parece haber una competencia por el nombre más boludo de una marca de ropa. Así que espero algún aporte a este axioma, sobre este punto principalmente.

Bien, me despido hasta el próximo.
Espero que la industria textil tome los recaudos necesarios sobre este tema.
Y ahora me voy a comprar una enagua de cuero con lentejuelas para ir a ver un recital de Alcides.

Ma bien!

(Dedicado a 13 y su dedicación por la comida).

martes, 3 de marzo de 2009

Axioma N° 14: Siempre hay un día en que la tecnología te supera.

Sí, hay que blanquearlo.

Admito que hay ciertas situaciones donde la tecnología nos salva la vida. Como por ejemplo:
A) Nos operan un ojo con un rayo láser, así como re moderno.
B) Estamos lejos y nos podemos comunicar fácilmente de 10 maneras distintas.
C) Mandamos gente a Marte para ver si hay agua y rajar cuando explote todo al carajo.
D) Pedimos CERVEZA POR DELIVERY (para mí, el mayor adelanto tecnológico en años).

<Birra-Livery (15-6686-2153). ¡HELADA TE LA TRAEN! Un lujo.>

Bien, retomando… hasta acá, todo bien con la tecnología.
Pero, según estudios de la Universidad de Eveready (no sé porqué si alguien dice algo y a eso le agrega que es un estudio de alguna universidad, especialmente yankie, le dan más bola) hay momentos donde uno dice: “¡BASTA! ¡PIEDAD!”.

Todos tenemos días, donde queremos ir caminando por la calle y que nos muerda un murciélago en el cuello o que una rama nos rompa la cabeza, solo para sentir algo de naturaleza por un ratito.

Tomemos al Celular. O sea, tengo que admitir que a veces me dan ganas de tirar el celular a la mierda, para que no me llamen por laburo por ejemplo.

Pero bueno, dentro de todo, es un adelanto significativo para las personas, si tenemos en cuenta que es muy útil en casos como:
Secuestros.
Secuestros Express.
Robos en un Banco.
Robos en el Subte.
Robos en la verdulería del chino.
Despertarse con el ringtone de los Halcones Galácticos.
Mandar mensajes al Gran DT para sacar a Buonanotte.
Mandar FIESTA al 2020 y recibir la última foto en bolas de Adriana Aguirre con el marido disfrazado de Kumbio.

En estos casos, se justifica.

Pero, qué pasa cuando a un celular (que sirve para hablar, ¿sabían?) con SMS, le agregamos los siguientes ítems:

Memoria de 726 GB
(donde almacenamos 123712309,12 ringtones que nunca vamos a poner y que creemos graciosos, pero cuando se los hacemos escuchar a los amigos, nadie se rie).

Cámara de fotos de 2 megapíxeles
(Que obviamente saca como el culo, excepto que haya 2 soles y sin eclipses).

Reproductor de MP3
(Donde perdemos el 70% de info sonora, y cuando queremos escuchar un tema de Queen, parece que canta Pity).

Cronómetro, calculadora y temporizador
(guauuuuuuuuuuuu)

Conversor de peso
(¡Con el que descubrí que peso 2821,9192578352354 onzas! ¿No es genial?)

GPS
(Ahora ir al quisco a comprar un Beldent de menta es más divertido)

Internet y WAP
(¿Cómo podía vivir sin eso antes? Ahora miro los índices del INDEC on-line)

Conversor de medidas
(Muy necesario si vas a una zona rural de Yucatán en México y le preguntás a un tipo a cuanto queda la próxima estación de servicio y te dice: “A 2 Leguas”)

Bluetooth
(Y ahora puedo recibir la foto del perro de Gonza rascándose las bolas por sentarse arriba de un cardo. Bien.)

Y la frutilla de la torta… el Reloj Mundial.
(Con el que podemos saber la hora exacta en Mozambique! ¡Si señor!)

Me parece un exceso. Sin contar, que si te lo afanan, te querés cortar las venas con una hoja Rivadavia tamaño Oficio.

Y entonces, llegué a la conclusión: “El celular es la navaja del Siglo XXI”.
¿Alguien puede creer que haya gente que compra esto?

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Por favor. Ni Mc Gyver la usaría toda. Creo que con los celulares pasa lo mismo. Pero hay más.

Para poner otro ejemplo del empleo sin sentido de la tecnología, el otro día, me cayó la ficha de esto cuando estaba en la casa de un amigo tomando mates y de repente escucho un “Tilín Tilín”.

No le di mucha bola y seguimos mateando, cuando de golpe, a los 4 minutos: “Tilín Tilín”. Vieron que en estas épocas, todo nos molesta y nos deja los huevos al plato (o lo que tengan ahí abajo).
Y bueno, me empecé a ofuscar con el ruidito.

Le dábamos a la charla tranquilos, cuando volvió a irrumpir el “Tilín Tilín” (seguramente era yo, pero les puedo firmar, que cada vez sonaba más fuerte el hdp).
Mi amigo, notó en mi cara la molestia, pero se hizo el opa y no dijo nada. Porque sabía la que se venía si sonaba de vuelta.

¡Y SONÓ!

“Tilín Tilín”. Naaaaaa. Insoportable. Dejé el mate apoyado sobre la mesa con una calentura tremenda y le digo: “¿Qué carajo es ese “Tilín Tilín” de mierda?”.

Y como si fuera lo más normal del mundo me dice: “Ah! Dejá es el twitter.”
Obviamente, la respuesta fue tontísima, entonces tuve que gastar saliva y acoté: “¿El qué?”
Y acá viene la bomba: “El twitter che. No le des bola, tengo un compañero de trabajo que me cuenta todo el tiempo qué está haciendo”.

¡Ah nooooo! Para colmo me pide que no le de bola, cuando en 3 minutos sonó 4 veces. Como para no alterar a uno. “Vamos a verlo”, le dije. Y marchamos rumbo a la PC. Y ahí estaba… el twitter.

Y decía lo siguiente:
(y juro que no exagero ni una letra)

Benito:
“Estoy despierto, que tengan un gran día todos.”
“Estoy saliendo de casa. Mucho calor hoy, jajaja.”
“Estoy comiendo un Big Mac, mmmmmm! Genial!”
“Estoy caminando por Callao.”
“Estoy mirando el edificio de Obras Sanitarias. Lo vieron? Es asombroso.”
“Estoy llegando a casa después del Big Mac. Contento.”
“Estoy con Papita mirando Lost (extendido)”.

¡Pero qué locura por favor!
A quién le puede interesar que está haciendo “Benito” durante todo el día.
Si fuera Pampita, bueno, vaya y pase, pero ¿Benito? Jajaja.
Y pensar que este tipo se gasta 30 SMS por día, para decir lo que está haciendo.

Para colmo, después me entero que Papita, con quien estaba viendo Lost…
¡ERA UN LORO!
Jajaja, un loro mirando tele, me imagino las charlas interesantes que deben tener cuando termina un capítulo:
Benito: “¿Papita vio el avión cayendo?”
Papita: “Dame la papa,dame.”

¿Qué querés que te diga el pobre loro? Que le gusta el argumento psicológico de la serie? Jajaja.

(Un dato más: twitter tiene 3 millones de usuarios en toda América).
(Si me hubiese avivado antes, ponía una compañía telefónica para anormales).


Así que a estar atentos y darse cuenta de todo esto.
Porque muchas veces una tecnología nos puede joder el cerebro, no solo a vos sino a todos los que te conocen y podés quedar solo en el mundo hablando con un loro sobre metafísica.
Igualmente, si un día estás haciendo esto, por lo menos no le pongas Papita al loro. Pobre insecto.

Bueno… me voy rápido porque:

  • Luly me está preguntando por chat: “¿Qué estás haciendo?”
  • Gonza me mandó un SMS para preguntarme si vi la foto del perro lamiéndose.
  • Tengo que ver la última de Batman subtitulada en el MP4.

Ma bien!